La importancia de la participación ciudadana en las políticas públicas radica en que los ciudadanos pueden identificar los principales problemas y proponer posibles soluciones según sus necesidades.
Es fundamental que estén presentes en todas las etapas del ciclo de las políticas públicas, ya que, como se ha expuesto en clases, su participación activa en los procesos de toma de decisiones contribuye a la legitimidad, pertinencia y efectividad de las acciones implementadas.

En este sentido, promover una democracia participativa, que involucre a todos los actores clave, es esencial para garantizar la equidad y la justicia social. Asimismo, una política pública transparente fortalece la confianza ciudadana en las instituciones y favorece la gobernabilidad democrática.

No basta con que la ciudadanía esté “presente” en todas las etapas del ciclo de políticas públicas si esa participación es solo formal o simbólica, es decir, si no tiene real poder de influencia en la toma de decisiones. Muchas veces se promueve la participación, pero los mecanismos son limitados, excluyentes o controlados por intereses políticos, lo que puede desvirtuar la legitimidad que se pretende alcanzar.
Además, aunque la participación pueda mejorar la legitimidad y pertinencia, también es cierto que existen tensiones entre diferentes grupos sociales con intereses contrapuestos. En ese sentido, garantizar que la democracia participativa incluya a todos los actores clave es un reto complejo que requiere no solo voluntad política, sino estructuras sólidas que permitan deliberación, diálogo y construcción de consensos.
Por último, la transparencia es un pilar indispensable, pero no puede quedar solo en la publicación de información. Debe ir acompañada de espacios accesibles y comprensibles para que la ciudadanía realmente entienda y controle las políticas públicas.