
La participación ciudadana en la toma de decisiones es fundamental porque transforma la gestión pública y fortalece la democracia. Su importancia radica en que:
Mejora la calidad y efectividad de las políticas: Al incluir a la ciudadanía, las decisiones y políticas responden a problemas y necesidades reales del territorio, lo que aumenta su efectividad.
Aumenta la legitimidad y el respaldo: La participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones contribuye a la legitimidad de las acciones públicas y genera respaldo ciudadano a la gobernabilidad.
Fortalece la democracia y el poder ciudadano: La participación es un derecho y un proceso permanente de construcción del poder ciudadano, que amplía y profundiza la democracia participativa.
Garantiza la transparencia y la rendición de cuentas: Es un principio que permite el control social de planes, políticas y programas, asegurando la transparencia en el uso de los recursos públicos.