Coincido con mis compañeros en que la participación ciudadana solo es posible si existe conocimiento, motivación y condiciones reales para ejercerla. Mejorar el acceso a los mecanismos de participación implica no solo difundir información, sino también transformar la cultura política desde la base.
Además de la educación cívica y el uso estratégico de herramientas digitales —como bien señalan Andrés y Lorena—, considero necesario que los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) trabajen en la institucionalización de espacios permanentes de participación, especialmente en zonas rurales y periféricas. Esto debe ir acompañado de:
Lenguaje accesible y traducción intercultural,
Presupuestos participativos vinculantes,
Fortalecimiento de organizaciones sociales,
Mecanismos de evaluación y retroalimentación ciudadana.
La ciudadanía no solo debe ser informada, sino formada y acompañada en el ejercicio del derecho a participar, como parte de un proceso continuo y transformador. Así, no se trata solo de acceder a los mecanismos, sino de sentirse parte activa del poder público.