La participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones de las políticas públicas es fundamental porque permite a la sociedad establecer criterios y parámetros que orientan la acción pública, convirtiéndose en un instrumento de control social y político del Estado.
Además, la participación ciudadana contribuye a mejorar la calidad y legitimidad de las políticas públicas, ya que integra las consideraciones y necesidades de los ciudadanos desde la fase inicial, como la gestación y planificación, hasta la ejecución y evaluación de las políticas.