Para fortalecer la participación ciudadana en la construcción de políticas públicas, es fundamental implementar estrategias que garanticen inclusión, acceso a la información y espacios reales de decisión. Una de ellas es la creación de mecanismos permanentes de diálogo, como asambleas comunitarias, mesas técnicas intersectoriales o presupuestos participativos, donde la ciudadanía no solo sea consultada, sino que pueda incidir en las decisiones. Asimismo, es necesario socializar la información de forma clara y accesible, utilizando medios locales, tecnologías digitales y lenguajes adecuados, para que todas las personas, sin importar su nivel educativo o condición social, puedan comprender y opinar.
Fortalecer las capacidades organizativas y formativas de la población, promoviendo la educación cívica, la formación en derechos y la apropiación del territorio. Además, deben establecerse espacios de seguimiento y evaluación participativa, como veedurías ciudadanas y observatorios sociales, que garanticen la transparencia y rendición de cuentas. Finalmente, es vital que las instituciones públicas reconozcan y valoren los aportes ciudadanos, generando confianza mediante la incorporación efectiva de sus propuestas en las políticas adoptadas.