Totalmente de acuerdo. La ciudadanía no es un espectador ni un receptor pasivo, sino el actor principal en el ciclo de las políticas públicas. Ignorar sus voces en cualquiera de las etapas —diagnóstico, formulación, implementación o evaluación— es condenar a la política al fracaso.
El Estado que no integre activamente a la población en la toma de decisiones pierde legitimidad, eficacia y sostenibilidad. La participación ciudadana es el termómetro real que mide si una política responde a necesidades auténticas o solo es un ejercicio burocrático.
Para que las políticas públicas tengan impacto verdadero, la inclusión ciudadana debe ser transversal, constante y genuina. Así se construye confianza, se minimizan resistencias y se asegura que el beneficio llegue donde realmente se necesita.